miércoles, 1 de abril de 2020

Aceites Recopilación Ana Julia Vargas Hazel Gamboa




Grasas saturadas

ACEITES


Todo el mundo tiene claro que las grasas saturadas son las responsables de que cada vez más personas sufran enfermedades cardiovasculares, colesterol alto y arteriosclerosis. Pero lo que no todo el mundo sabe es que, en realidad, las grasas saturadas son necesarias. El problema surge cuando llevamos una dieta rica en este tipo de ácidos grasos y pobre en otros nutrientes imprescindibles.

Los aceites vegetales, en general, son pobres en grasas saturadas y, por lo tanto, su consumo moderado nos proporciona las cantidades necesarias de ácidos grasos que necesitamos para mantener una dieta saludable.

Grasas moninsaturadas

Algunos aceites vegetales son ricos en este tipo de grasas. El más importante es el aceite de oliva virgen extra. Este tipo de ácidos grasos no perjudica al corazón, ya que desciende el nivel de colesterol malo (LDL). Pero su mejor propiedad es que son las únicas grasas capaces de aumentar el colesterol bueno (HDL).

Grasas poliinsaturadas

Son las más beneficiosas para el corazón y las arterias, pero las necesidades de este tipo de ácidos grasos esenciales por parte del organismo son reducidas y, aunque imprescindibles, no tienen la capacidad de aumentar los niveles de colesterol bueno (HDL), aunque sí reducen el malo (LDL). Los últimos estudios científicos alertan de que los problemas cardiovasculares no tienen que ver directamente con los altos índices de colesterol malo exclusivamente, sino, sobre todo, con una descompensación de los dos tipos de colesterol y con otros hábitos de vida poco saludables como la falta de ejercicio, el tabaquismo, etc. Consulta algunos mitos sobre el colesterol cuestionados por la ciencia.

Los aceites y su resistencia al calor


Todos los aceites sufren transformaciones importantes en su composición molecular cuando son sometidos a altas temperaturas. Cuanto más insaturada es una grasa, más sensible es al calor y la oxidación. Cuando entran en contacto con

el aire, los aceites tienen la capacidad de enranciarse y oxidarse, lo que también genera cambios esenciales en sus propiedades. Por eso, el aceite de oliva virgen extra es un buen aceite en este sentido, ya que es uno de los más ricos en vitamina E, un poderoso antioxidante, y por eso también se utiliza como conservante de otros alimentos.


Los aceites cambian con el calor:

o          A partir de los 70º pierden propiedades nutricionales importantes y según aumenta la temperatura generan sustancias tóxicas complicadas de digerir y que pueden alterar el correcto funcionamiento de algunos órganos.
o          Todos los aceites tienen un tope de temperatura a partir del cual sufren reacciones moleculares que pueden llegar a ser altamente tóxicas o cancerígenas. Esta temperatura suele ser de unos 140º o 210º en el caso del aceite de oliva.
Tipos de aceites según sus grasas
o          Grasas saturadas: Algunos aceites vegetales, como el aceite de coco, contienen una gran cantidad de grasas saturadas (igual que las grasas de origen animal) y por ello hemos de moderar su consumo.
o          Grasas monoinsaturadas: Otros, como el de oliva, son más ricos en ácidos grasos monoinsaturados, que son los que bajan el colesterol malo y suben el bueno.
o          Grasas poliinsaturadas: Por último, los hay más ricos en ácidos grasos poliinsaturados. Estos son los más beneficiosos para el organismo y, sobre todo, para el sistema cardiovascular (como el aceite de cáñamo). El único problema que tienen es que, aunque reducen los niveles de colesterol malo, no aumentan los del colesterol bueno.

Los aceites ricos en ácidos grasos saturados son:

Aceite de coco: El aceite de coco posee una textura mantequillosa y es conocido por sus múltiples beneficios, al igual que el aceite de oliva. Éste se utiliza principalmente en la preparación de platos asiáticos y, debido a que resiste bien altas temperaturas, también es utilizado para hornear, sofreír y brindar un sabor distinto a las comidas.
Aceite de palma: Este aceite, alto en grasas saturadas, posee un fuerte sabor y es muy utilizado en la preparación de platos caribeños y sudamericanos. También es utilizado para freír, saltear y para producir grasas vegetales.

Los aceites ricos en ácidos grasos monoinsaturados son:

·         Aceite de Oliva: En crudo, el Aceite de Oliva Virgen conserva todo el aroma y sabor de los zumos de fruta fresca, en ensaladas, salsas o aderezos en verduras. Asimismo, rociado en pan o tostadas o incluso sobre ahumados con aceitunas de mesa, carnes, bocadillos, embutidos, etc.
En rehogados y guisos, siempre a fuego lento y a baja temperatura el aceite de oliva virgen mantiene todas sus propiedades, especialmente con legumbres y verduras.

En las frituras y asados, el aceite de oliva virgen es la más estable de las grasas vegetales y no produce reacciones tóxicas cuando se le somete a fritura, asado o cocción, en condiciones normales. Más bien todo lo contrario, mejora las cualidades gastronómicas de los alimentos. Al freír, forma una capa fina y consistente alrededor del producto, que impide que absorba más aceite y permite retener todos los jugos. El aceite de oliva fríe y no cuece, como lo hacen otros. A la hora de aliñar la ensalada se debe seguir este importante orden: primero la sal, después el vinagre o el zumo de limón y por último el aceite. El aceite cubre con una capa los ingredientes de la ensalada evitando que los demás elementos del aliño penetren en ellos, por eso el aceite es lo último que hay que echar.

Además de los incontables platos en los que el Aceite Extra Virgen de Oliva es ingrediente esencial, podemos crear con él las más simples, pero sublimes, composiciones.

·         Aceite para mojar: se derrama un poco de Aceite Extra Virgen de Oliva en un plato o cuenco, se añade una pizca de sal y pimienta. Se moja pan de leña en el Aceite Extra Virgen de Oliva, acompañado por un racimo de uva fresca y buen apetito. Es apropiado para acompañarlo, un vino tinto joven.
·         Pan untado: se cortan algunas rebanadas de pan de leña. Se rocían con Aceite Extra Virgen de Oliva abundante y una pizca de sal. Se puede tomar como merienda acompañado de unas nueces.
·         Pan y aceite: se disponen algunas rebanadas de pan de leña en una bandeja. Se rocía con unas gotas de vinagre aromatizado y Aceite Extra Virgen de Oliva, vertido siempre en gotas, para crear una auténtica “obra de arte”, y pimienta verde triturada. Ponemos queso de oveja encima de las rebanadas y lo acompañamos de un vino tinto joven.
·         Salsa de yogur: se añade un hilo de Aceite Extra Virgen de Oliva, cebolleta, sal y limón exprimido en un tarro con yogur natural. Se puede usar la salsa conseguida para aderezar cualquier manjar a discreción, desde hortalizas a carnes.

·         Con quesos: Se vierte un hilo de aceite sobre quesos frescos, tanto de vaca como de oveja, con añadidura de ajedrea
·         Aceite Lampante: Se denomina aceite de oliva lampante al aceite virgen que se presenta defectuoso por distintos motivos, puede ser un aceite resultante de haber utilizado aceitunas degradadas, problemas o defectos en los procesos de elaboración, etc. El resultado es un aceite que supera los 2º, y por tanto, según la normativa es un aceite que no se vende en los comercios, pero eso no quiere decir que la industria aceitera no lo utilice intentando obtener el máximo beneficio posible.
El aceite de oliva lampante no es apto para consumo, pero para aprovecharlo, los productores lo refinan para reducir la acidez ya sea mediante una decoloración, utilizando sosa o sometiéndolo a altas temperaturas entre otros procesos. El resultado es un aceite de oliva refinado y debe discernirse bien la definición, no es un aceite de calidad, más suave o fino al paladar que otros, en definitiva, el aceite de oliva refinado es aquel que ha pasado por una refinería y apenas presenta cualidades organolépticas, ni tiene aroma, ni sabor. El aceite de oliva lampante se ha convertido en aceite de oliva refinado y su venta sigue sin estar autorizada a los consumidores, sin embargo, está autorizada su venta al por mayor a las grandes empresas.

Girasol: Uno de los aceites más utilizados en nuestro país, el aceite de semillas de girasol es bajo en grasas saturadas y lo podemos utilizar para cualquier propósito: salteados, fritos, cocciones, aliños y repostería, ya que no posee sabor.
Cacahuete o Maní: Este aceite es comúnmente empleado en la cocina asiática. De sabor moderado (dependiendo del país de procedencia), el aceite de maní refinado se utiliza en la cocina para freír, saltear y aliñar. También se puede utilizar para elaborar vinagretas y mayonesas.
Aguacate: El aceite de aguacate es una buena fuente de vitamina E cuyo sabor único y ligero lo hace ideal para aderezar ensaladas, pastas y carnes. Al igual que el aceite de uva, aguanta altas temperaturas y se puede utilizar para freír, saltear y marinar.
Maíz: Ideal para freír y hornear, el aceite de maíz tiene un sabor y olor muy leve, lo que lo convierte en un aliado idóneo en el área de la repostería. Y para aquellas personas que no gustan de los aceites de sabores en sus ensaladas, este aceite también es una buena opción
Almendra: Rico en grasas monosaturadas, Omega-3 y ácidos grasos esenciales. Ayuda a mantener niveles adecuados de colesterol y estimula el sistema digestivo.

Por su suave aroma a almendras tostadas, este aceite se utiliza en salsas, postres, para hornear y como aliño de ensaladas.
Colza o Canola: Bajo en grasas saturadas y alto en Omega-3. Su suave y neutral sabor lo hace ideal para cualquier propósito culinario: se utiliza para freír, saltear, hornear, aderezar ensaladas y también sirve para preparaciones dulces.
Uva: El aceite de semillas de uva tiene un leve sabor a fruta y es ideal para aliñar ensaladas y preparar vinagretas. También se puede utilizar para freír y saltear, ya que necesita una gran cantidad de temperatura para quemarse
Los aceites ricos en ácidos grasos poliinsaturados son:

Cáñamo o aceite de semillas de cáñamo: se extrae, como su propio nombre indica, de las semillas de cáñamo prensadas. Las semillas de cáñamo no son psicoactivas (4 mg de THC/kg), independientemente de cómo se consuman. El aceite de cáñamo es legal en la mayoría de los países, y se puede encontrar en los supermercados o tiendas de alimentación, junto con otros tipos de aceite.
Lino: El aceite producido a partir de las semillas de lino tiene un sabor que recuerda a la mantequilla, por lo que es un buen sustituto de ésta para patatas, verduras, aliños y mezclas para sandwich. Es el aceite con mayores niveles de omega-3, y por eso se usa más como suplemento que para cocinar. Se puede comprar aceite de lino en herbolarios y tiendas de dietética y tiendas veganas. Usos: suplemento nutricional, condimento, aliño para ensaladas.
Semillas de calabaza:

Nueces: Alto en Omega-3, antioxidantes y fitonutrientes. De un ligero sabor, es ideal para resaltar postres y ensaladas, preparar aderezos, cocinar carnes y hornear verduras.
Soja: El aceite de soja es uno de los más utilizados en la fabricación de margarinas y grasas vegetales. Soporta altas temperaturas, lo que lo hace ideal para freír, saltear y hornear. Se utiliza, además, para aliñar ensaladas.
Germen de trigo:

Sésamo: El aceite de semillas de sésamo posee un color oscuro y un intenso sabor. Se utiliza mayormente en las preparaciones orientales para saltear y freír cuando esta refinado. En su versión más pura se utiliza para marinar y condimentar tallarines, arroz o ensaladas.
Aceites no aptos para freír

Distintos estudios realizados en EE.UU. y Reino Unido sobre el impacto en la salud de algunos aceites sometidos a altas temperaturas han demostrado que los aceites que menos resisten el calor y cuyo consumo prolongado puede desencadenar distintas enfermedades son:
o          Soja
o          Colza
o          Girasol
o          Maíz

Aceite de oliva, el rey de los aceites

Aunque algunos autores como el Dr. Jorge Pérez-Calvo Soler afirman que los mejores aceites para cocinar son aquellos ricos en ácidos grasos poliinsaturados, como el de cáñamo o el de lino, lo cierto es que a veces la tradición resulta más segura que las modas o afirmaciones pasajeras (aunque estas tengan todo el sentido del mundo).

El aceite de oliva soporta bien las temperaturas altas y además es uno de los más antioxidantes, pero sobre todo, ha sido ampliamente utilizado por una cultura de la que somos parte, la mediterránea, con datos muy benevolentes respecto a su beneficioso impacto en la salud cuando se utiliza como base en el aporte de grasas a la dieta.

Aceites crudos, los mejores los mejores aceites

Otros aceites como el de nuez, sésamo, onagra, borraja o germen de trigo son también muy saludables siempre que se consuman crudos y sean de primera presión en frío.

En cualquier caso, sea el aceite de oliva o cualquier otro, los aceites mantienen sus cualidades nutricionales en perfecto estado cuando están crudos y no han sido sometidos a altas temperaturas. Así pues, lo ideal es tratar de freír lo menos posible y mejor añadir un chorrito de aceite al final de la cocción.

Precauciones a tener en cuenta con los aceites

o  Utilizar las frituras lo menos posible, no sólo por la transformación de los aceites sino porque, como regla general, no son beneficiosas para el organismo.
o          Procurar no reutilizar los aceites.

o          Evitar a toda costa sobrecalentar el aceite, esto es, cuando sale humo. Si un aceite, en una fritura, echa humo, quiere decir que está produciendo elementos y sustancias altamente tóxicas y cancerígenas.
o          No mezclar los aceites a la hora de freír, pues cada uno tiene sus propias características que interferirán en el otro.
o          Para beneficiarnos de las propiedades de determinadas semillas, mejor consumir la propia semilla que su aceite.



Diferencias entre las grasas
Tipo de aceite o grasa

Polinsaturados (%)

Monoinsaturados (%)

Saturados (%)
Aceite de coco
2
6
86
Mantequilla
3
21
51
Lardo
11
45
39
Grasa de ganso
11
56
27
Aceite de oliva
10
73
13
Aceite de colza
28
63
7
Aceite de sésamo
41
40
14
Aceite de maíz
54
27
12
Aceite de girasol
65
20
10


OTRAS GRASAS
También son muy comunes las grasas de cerdo y por supuesto la mantequilla de leche. Cada una cumple con una función específica y es preferida a otra según la receta o preparación que se va a elaborar.
Cuadro de texto: Manteca de cerdo: se presentan en forma sólida cuando están frías y proviene principalmente de la transformación de la grasa de los cerdos. Se suele usar la grasa del vientre del animal que es la más propensa a ser consumida bajo esta forma. Su uso es muy conveniente en la cocina tanto por su sabor como por el hecho


de que se caliente más rápido que los aceites vegetales. Así podemos cocinar los alimentos de manera más rápida lo que puede ser mejor para mantener todas sus características.
La mantequilla: Finalmente la mantequilla de leche es probablemente una de las grasas de mayor consumo para la cocina. Al igual que los aceites vegetales, se le puede consumir en frío o en caliente y su integración en preparaciones culinaria es extremadamente amplia. Es importante recalcar que no se debe confundir la mantequilla de leche con la margarina que es producida con aceites vegetales y, por consiguiente, no es de origen animal.


La mantequilla es considerada muy conveniente por lo cocineros para darle cierta consistencia a algunas salsas así como para elevar la cremosidad de algunos platos. Si la usas en frío, las posibilidades son igualmente amplias y es de las pocas grasas que puedes consumir directamente y que tiene un buen sabor.


La margarina: es una materia grasa inventada en 1869 por el químico francés Henri Mêge-Mouriès, a base de grasa de buey; fue creada para un concurso organizado por Napoleón III, el último emperador de Francia, con el objetivo de descubrir una forma adecuada para reemplazar la mantequilla y hacer algo más asequible a las clases bajas. Ganó el concurso y le puso el nombre de margarina, cogido de un término griego que se traduce como “perla”.


La margarina es comercializada desde 1872, y desde entonces se ha realizado diversas investigaciones, dedicadas en especial a explotar cuerpos grasos de origen tropical. Se consiguió gracias a un procedimiento descubierto por un alemán como elevar el punto de fusión de los cuerpos grasos vegetales, para hacerlos a la vez resistentes al enranciamiento.


La definición actual de la margarina se aplica a “todas las sustancias alimentarias distintas de la mantequilla, sean cuales sean su origen, su procedencia y su composición, que presentan el aspecto de la mantequilla y se preparan para los mismos usos que ésta“.


La margarina es una emulsión de agua o de leche descremada y agua (del 16 al 18%), y de una mezcla de aceites animales proceden del cacholate (que ha reemplazado a la ballena, teóricamente prohibida) y de algunos peces clupeidos (arenque, anchoa, sprat), y a veces también de sebo y de manteca de cerdo. Los

aceites vegetales son aceites de cacahuete, de colza, de algodón, de maíz, de soja, de girasol, de copra, de palmiste o de palma. Están autorizados algunos aditivos: glucosa, emulsionantes, conservadores, diacetilo (que da el adecuado “gusto” a mantequilla), la mantequilla misma y el almidón de arroz.
Clasificación de las margarinas

·         Margarinas “de cocción”, pueden ser mixtas o solamente vegetales: soportan todas las cocciones, salvo para freír, y son especialmente apropiadas para los asados, los salteados y braseados, así como para la confección de roux.

·         Margarinas “de untar”, son vegetales y están concebidas de manera que se parezcan lo más posible a la mantequilla, tanto en la textura como en el sabor; se consumen crudas y se emplean en la pastelería (especialmente para el hojaldre), así como para otras aplicaciones de cocina (mantequillas compuestas, mantequillas fresca para legumbres y parrilladas, en los purés, en las pastas y el arroz).

·         Margarinas de uso profesional, estas se diferencian por su consistencia y su punto de fusión, en función del uso a que son destinadas: preparación de pastas hojaldradas, de pasta leudadas, de pastas de croissants, de pasta de cake o de cremas y rellenos.

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