Gastronomía
de España
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El jamón forma parte del fiambre español.
La popular costumbre del tapeo. Dos copas de fino acompañadas de una
tapa de queso y picos
en un local típico de Cádiz.
La gastronomía de España es una variada forma de preparar platos,
que se ve enriquecida por las aportaciones de las diversas regiones que
componen el país.
Cocina de origen que oscila entre el estilo rural y el costero, representa una
diversidad fruto de muchas culturas, así como de paisajes y climas.1
La cocina española está fuertemente influida a lo largo de su historia por los pueblos que conquistan su
territorio, así como de los pueblos que posteriormente coloniza. Esta situación le ha
proporcionado una gran variedad de técnicas culinarias e ingredientes.
Fue durante muchos siglos desconocida en Europa, y es entre finales del siglo XIX y
comienzos del siglo
XX cuando cobra una identidad nacional, fundamentada en los diferentes
platos y técnicas culinarias propias. Todo este conocimiento culinario sale a
la luz gracias a la aparición a comienzos del siglo XX de escritores
especializados en gastronomía capaces de ensalzar y alabar sus platos, de
investigar en su historia y su origen.2
A este grupo de escritores se le ha venido a denominar como la «generación
gastronómica del 27». A partir de este instante la cocina española evolucionó
hasta lo que en la actualidad conocemos como la nueva cocina española.
El concepto tan variado de la cocina hace que algunos autores la
denominen en plural, como las «cocinas de España».3
En la cocina española actual conviven dos realidades: la cocina clásica y
popular fundamentada en la tradición, y la cocina actual que emplea las más
novedosas e ingeniosas técnicas de cocina de autor, con cocineros que han
alcanzado fama internacional reconocida.1
A pesar de ello la cocina clásica posee unas raíces religiosas muy profundas.4
Algunas formas de comer típicas de las regiones españolas se han
internacionalizado, tal y como pueden ser las tapas.5
6
Entre los ingredientes españoles caben destacar los quesos, que son de una gran variedad, fruto de una
actividad ganadera milenaria. También destaca en la gastronomía española la
gran variedad de vinos que posee, habiendo alcanzado algunas de sus
regiones vitivinícolas fama y reconocimiento internacional. Si bien el vino es
la bebida nacional, en algunas regiones del norte son muy populares otras
bebidas, como en el caso de la sidra.
Historia
Véase también: Historia de la gastronomía de
España.
Apenas se sabe cómo se cocinaba en la Península Ibérica antes de la llegada de los
Romanos.7
Existen algunas indicaciones culinarias prehistóricas, esbozadas en forma de
ingredientes cárnicos procedentes de la caza y que pueden verse representados
en la cueva de Altamira. Se sabe que con la llegada de
nuevas civilizaciones tempranas de origen griego a la península, como pueden
ser los fenicios8
y los cartaginenses,
se introdujeron ingredientes como el olivo y la vid (aunque su cultivo no
se extendió hasta la llegada de los romanos).9
Antes que ellos es muy posible que se cocinase con grasas
animales y que se desconociera el empleo de aceites
de forma culinaria.2
Los pueblos invasores mediterráneos se dedicaron a extraer metales
preciosos, dejando una infraestructura escasa para la exportación de
algunos alimentos. Se hizo famoso el garo,
una salsa elaborada con trozos de pescados
fermentados, llamada gáros por los
griegos y luego garum por los romanos,9
que fue apreciada primero en Atenas
y posteriormente en la Roma imperial, llegó a ser un ingrediente típico de
los primeros siglos de nuestra era.
Gastronomía romana de la
Hispania
Artículo principal: Gastronomía romana.
La conquista de Hispania, que comienza en el 218 a. C.
con la entrada de las legiones romanas de Escipión en la Península Ibérica,
proporciona el conocimiento culinario por primera vez del ajo y una mejora de los
usos del aceite de oliva.7
El gaditano Columela,
autor del tratado de agricultura titulado De re rustica, menciona ya en
el siglo I
los beneficios del uso de dicho aceite en la cocina. A los romanos les gustaban
las comidas opulentas, copiosas y es de suponer que a los hispanos de aquella
época también. Hispania
proporcionó al Imperio romano nuevos sabores para su cocina.2
Ya en aquella época, eran conocidas y muy apreciadas las coles, consideradas
incluso una panacea para diversos males. Otras verduras muy
apreciadas eran los cardos
o incluso la cebolla,
muy utilizada. En la Hispania romana tenían gran prestigio los jamones de
Pompaelo (Pamplona),
cuyos habitantes, gracias a la exportación de productos del cerdo,
llegaron a tener una economía saneada. Es casi seguro que en Hispania ya se
consumían lentejas,
simplemente por el hecho de que el ejército hacía un consumo muy importante de
ellas, siendo su plato más habitual por la facilidad de conservación y
transporte. Las habas
eran conocidas desde tiempo atrás, teniendo para los romanos un valor
religioso: en las Saturnales, fiestas en honor a Saturno, se usaban para elegir al rey de la
fiesta, costumbre que se cree que habría dado origen a la contemporánea de
esconder una en el roscón de Reyes. Los garbanzos eran
también muy apreciados, principalmente por las clases humildes, siendo muy
posible que se prepararan no como en la actualidad, sino en forma de puré, al que
denominaban puls.
Existía una gran afición a las setas,
que aún se conserva en regiones del norte de la península. Llegaron a dominar
el injerto
magistralmente. Cuenta Plinio que Tibur llegó a ver un
árbol que producía un fruto distinto en cada una de sus ramas: nueces,
manzanas, granadas,
cerezas, peras, etcétera, pero
añade que se secó rápidamente. La viticultura ya era conocida y muy apreciada
por los romanos, si bien parece ser que la extensión de la vid por todo el Mediterráneo se debió a los griegos, siendo los
vinos producidos por estos de los más apreciados en todo el imperio.
Periodo medieval
El arroz se introdujo en la península en el periodo andalusí,
siendo hoy en día un ingrediente esencial de muchos platos españoles.
Véanse también: Gastronomía de al-Ándalus y Gastronomía sefardí.
Los pueblos visigodos no representaron un cambio aparente en las artes
y costumbres culinarias que dejaron los romanos en la Península. Introdujeron no
obstante el gusto por la elaboración de cerveza.9
El cambio vendría en el año 711, cuando tropas musulmanas compuestas por árabes
y bereberes
cruzaron el estrecho de Gibraltar dirigidos por Tariq, lugarteniente
del gobernador del Norte de África, Musa
ibn Nusayr. Con este nuevo periodo se introdujeron en la Península no solo
nuevos métodos de cocina,
sino que también nuevos ingredientes procedentes de Persia y la India.
La cocina de al-Ándalus tenía como
ingredientes habituales el arroz, el sorgo, el azúcar de caña, las espinacas, la berenjena, la
sandía, el limón, el melocotón
y la naranja
(los cítricos
en general).10
Es posible que el arroz ya se cultivase en España con anterioridad a la llegada
de los musulmanes, pero son los avances introducidos por estos y la demanda de
una nueva dieta lo que hace posible cultivarlo en grandes cantidades.7
Otro de los ingredientes introducidos en la cocina española con gran profusión
son las almendras.3
Es habitual que los platos españoles actuales posean algunas raíces árabes de
la época andalusí. Esta influencia árabe en la cocina española se transmitió
posteriormente a algunas preparaciones culinarias de las cocinas
latinoamericanas.11
Un «Nuevo Mundo» de
ingredientes
La cocina medieval española tras el fin
del periodo andalusí posee una variedad de preparaciones, pero además Gerardo de Cremona y Arnau
de Vilanova publican en 1160 uno de los primeros libros de nutrición
conocidos en occidente, titulado Regimen sanitatis.12
La cocina alcanza uno de sus puntos álgidos con la edición del Llibre de Sent Soví en 1324. Se trata de un
recetario de autor anónimo y publicado en catalán.13
En él se describen los ingredientes y las preparaciones típicas antes de la
llegada de Castilla
a tierras de América.
Durante los siglos XVI y XVII, el consumo de carne
de cerdo y vino
fue un elemento diferenciador de la sociedad española para distinguir a los
cristianos «nuevos» de los «auténticos».14
El Descubrimiento de América en 1492 inicia el
advenimiento a tierras españolas de nuevos elementos culinarios que
modificarían no sólo los hábitos culinarios españoles sino también los europeos. La cocina
española recibe de las Indias diversos ingredientes, como el tomate, la patata, el ají o pimiento, el pimentón y
el cacao o chocolate
(véase Historia del chocolate en España).
Este último causó furor en la sociedad española de los siglos XVI y XVII,
siendo en España donde se mezcló por primera vez con azúcar para
eliminar su natural sabor amargo. Otros ingredientes viajaron hacia las
Américas, como el arroz,
la vid, el olivo y gran parte de
los cereales.
A mediados del siglo XVI entró el tomate en tierras españolas procedente
de los aztecas (América),
siendo Castilla
el primer paso de entrada al resto de Europa, debido al monopolio que
poseía sobre el transporte de productos provenientes del Nuevo Mundo.15
Aparece en la lista de plantas provenientes del Nuevo Mundo del códice Historia general de
las cosas de la Nueva España.16
La primera referencia al cultivo del tomate en España data del año 1777. Se debe al padre
Gregorio de los Ríos, quien publica una obra titulada Agricultura de
jardines, que trata de la manera que se han de criar, gobernar y conservar las
plantas y todas las demás cosas que para esto se requieren, dando a cada una su
punto.12
Aparecen igualmente en 1608
documentos, en forma de listas de la compra para el Hospital de la Sangre en Sevilla, que
indican la presencia de tomates y pepinos para la elaboración de ensaladas.17
Entre 1645 y 1646 el pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo realiza una
obra denominada La cocina de los ángeles, en la que se muestra la
preparación de un plato con tomates.
Algunos autores fijan un cierto declive en la cocina española a
comienzos del siglo XVIII con la subida al trono español de Felipe V,2
debido quizás a un excesivo «afrancesamiento» de los gustos y las formas de
cocinar. A pesar de ello existen autores como Francisco Martínez Motiño, que publica a
finales del siglo XVIII un libro sobre repostería.18
El gusto por comer queda reflejado en obras literarias de la época, como
ciertos pasajes del Don Quijote de la Mancha, La Lozana Andaluza y otros.
La cocina moderna española
La aparición a finales de siglo XIX de algunos escritores y estudiosos
culinarios de la cocina española, con el objeto común de ensalzarla y de
recuperar su prestigio, fue un denominador común. Uno de los primeros fue Mariano Pardo de Figueroa (apodado Doctor
Thebussem), y su colaborador José Castro y Serrano (apodado Cocinero de
S.M.) Ambos fueron defensores de las raíces culinarias tradicionales, siendo
los primeros en hablar de la cocina española como un conjunto.2
Ya a comienzos del siglo XX otros autores renombrados, como Dionisio Pérez Gutiérrez (apodado Doctor
Post-Thebussem) y Teodoro Bardají Mas,19
defendieron la nomenclatura española de los menús, haciendo que se abandonase
la influencia francesa de los siglos anteriores. Sus estudios rescataron del
olvido platos de origen español y que figuraban como franceses, y de esta manera
en multitud de artículos de prensa hablan de la mahonesa
(defiende su uso frente al de «mayonesa»),20
el hojaldre,21
los consumados,
etcétera. Estos autores pronto generarían una conciencia que influenciaría a
otros autores a la publicación de recetarios de cocina españoles, de esta forma
se tiene a Ángel Muro con su Practicón. Algunos de ellos
colaboraron en la fundación de numerosas publicaciones periódicas dedicadas a
la gastronomía española, como fue Ignacio Doménech (gran recopilador de
recetas españolas).
La cocina española del siglo XX conocería momentos de declive durante la
Guerra Civil, y posteriormente un gran auge
con el advenimiento de los medios de comunicación, la aparición de sucesivas
generaciones de cocineros con gran popularidad, y de escritores culinarios de
gran tirada. La cocina española moderna (nueva cocina española)
abarca nuevos conceptos y se internacionaliza, bien sea con la llegada de
millones de turistas al año, el reconocimiento del prestigio de ciertos
cocineros, o con la aparición de restaurantes en las capitales del mundo.
Ingredientes
El uso de aceite de oliva está muy extendido en la cocina de
España, uno de los mayores consumidores y exportadores de este producto.
Los ajos son un ingrediente común en la cocina española.22
Es característico de la cocina española tradicional que se alabe, a
veces, más a un cierto ingrediente en concreto que a una preparación culinaria.23
De esta forma, resulta habitual que se alabe a un pescado de una costa específica, a
un jamón de
cierto lugar, a un garbanzo de un cierto pueblo, etcétera. Esto hace que muchos
platos y preparaciones posean la denominación del lugar de donde proceden los
ingredientes de la mejor calidad. La variedad del clima
español hace que pueda darse un gran abanico de diferentes verduras,
cereales, hortalizas y frutas. Esta variedad se puede notar en las diversas
cocinas regionales españolas.
Verduras y frutas
En general, son abundantes los platos elaborados a base de legumbres (garbanzos, lentejas, judías, etcétera), empleadas en los diversos cocidos y potajes cocinados a
lo largo de toda la geografía española, aunque ambos con variaciones regionales
más o menos importantes. Las legumbres suelen conservarse secas y ponerse a
remojo horas antes de su cocción. Los cereales son importantes en la
alimentación española y se emplean generalmente en la elaboración del pan, dando variedades muy
distintas en cada región. El arroz es muy popular entre los platos costeros (dando lugar a
la paella), pero
también en el interior (como puede ser el arroz a la zamorana). Su expansión por el
territorio se produjo en el siglo XIX. Las frutas forman parte importante de la
producción agrícola del país, y su consumo es elevado en gran parte del
territorio. Existen regiones especializadas en la producción de fruta, e incluso
de ciertos tipos de ésta, como pueden ser los cítricos
de las costas levantinas.
Uno de los ingredientes dentro del mundo de las verduras que más ha
influenciado el carácter de la cocina española ha sido el ajo. De esta forma, Julio Camba
menciona la frase: «la cocina española está hecha de ajo y prejuicios
religiosos».24
22
Es habitual el empleo de frutos secos en la cocina, siendo el más habitual la almendra. Entre
las especias
más habituales se encuentran la pimienta,
el pimentón
(con su característico sabor ahumado), que aparece por doquier en la culinaria española
(siendo el más afamado el pimentón de la Vera), la canela y el azafrán. Son
frecuentes como saborizantes de algunos platos los pimientos secos en rama, es decir,
los pimientos choriceros, las ñoras y las guindillas
(sinónimo de picante en la cocina española).
Dependiendo de la zona se suelen emplear diversas verduras de origen
autóctono, tales como las borraja y el cardo, que se preparan cocidas; las escarolas
y lechugas en
ensaladas; o los calçots catalanes. En el norte es frecuente usar en los
periodos invernales coles,
y en Galicia son habituales los grelos. El empleo de setas
se restringe principalmente a la mitad norte de la Península, siendo su
incorporación ciertamente moderna. Las trufas son habituales
en las tierras de campos durante los meses de invierno. La aceituna es
habitual en la parte meridional oriental de la Península y su producto
principal, el aceite de oliva, participa en las preparaciones
culinarias de casi todo el territorio, pero con más intensidad en el sur.
España es uno de los productores y consumidores más activos del mercado mundial
de aceite de oliva.25
Pescados y mariscos
España posee dos líneas costeras amplias y esto hace que se pueda
proveer abundantemente de productos marinos no solo a zonas limítrofes sino que
también a grandes ciudades del interior.26
Este contacto con el mar hace que la cocina española posea abundantes recetas
de pescado y marisco. Se pueden considerar entre los mariscos, que
dependiendo de la zona son populares, los percebes, centollos, nécoras, almejas, bogavantes, cigalas, langostinos
y calamares. Los mariscos son habituales en los
zonas costeras, siendo posible encontrarlos en las zonas de interior gracias a
los avances y eficiencia en el transporte y conservación de alimentos. En el
interior su consumo está asociado a festividades sociales. La demanda de
pescado en el interior es alta, y esto hace que sus mercados
de abasto posean una gran oferta de pescados y mariscos (un ejemplo es Mercamadrid).
Existe la costumbre de incluir el pescado en la mayoría de los menús
españoles, independientemente de que la zona sea costera o no. Un pescado
habitual es el bacalao,
que suele aparecer con variantes en casi todas las cocinas regionales. A veces
se encuentra en salazón, existiendo tiendas dedicadas
exclusivamente a su venta. La dedicación de la cocina española a este pescado
es tan grande que se compara con el gusto que posee la cocina portuguesa por este mismo
ingrediente.27
Otro pescado frecuente es el atún, que se encuentra fresco, aunque resulta muy habitual
encontrarlo enlatado. La merluza es muy valorada por las cocinas del norte, como puede
comprobarse por la numerosa variedad de recetas que hay a lo largo de la costa
cantábrica. Las anchoas
suelen comerse en salazón bañadas en aceite de oliva, mientras es frecuente ver
el boquerón abierto en lomos y marinado en vinagre con abundante ajo y perejil, servido
como tapa. Otro pequeño pescado muy habitual en las costas y en el interior es
la sardina,
que suele prepararse de diversas formas: a la plancha, asada, etcétera. Las truchas son muy
frecuentes en diferentes preparaciones y pueden encontrarse en zonas de
interior donde hay ríos; la más valorada es la que posee una carne rosada, que
se denomina «asalmonada». Los escabeches son muy populares y, aunque en la antigüedad
eran empleados como medio de conservación de pescados, hoy en día se consideran
por su sabor.
Carnes, caza y embutidos
Entre las carnes cabe decir que el consumo de carne
de cerdo está muy extendido por el territorio, siendo España uno de los
mayores consumidores (y productores) de esta carne en la Unión
Europea. Existe una raza autóctona: el cerdo
ibérico, que es muy valorada. La mayor parte de la carne de cerdo se dedica
a la chacinería,
que posee diversas variedades de embutidos en cada región de España, tal y como pueden ser
los chorizos,
las morcillas,
los morcones
(botillos),
etcétera. La variedad de embutidos es tal que cada región posee su propio
estilo y gusto en la elaboración. Por ejemplo, algunos autores modernos
describen dieciocho clases de morcilla en la cocina española.28
Es habitual el consumo de cerdos lechales o cochinillos
(generalmente asados). No obstante, el producto porcino más
solicitado por los españoles es con mucho el jamón,
omnipresente en todos los ámbitos culinarios. En gran parte del territorio se
realiza la matanza del cerdo, actividad familiar tradicional
realizada en invierno y que poco a poco se va perdiendo.
Conejo con tomate.
Entre las carnes se puede ver que apenas se come buey (uso restringido a
zonas del Norte de España, como el País Vasco),29
30
pero la carne de ternera es relativamente frecuente. La carne de oveja es muy habitual en
las zonas ganaderas, así como la de cabra.
Las preparaciones más habituales suelen ser mediante asados o estofados
diversos. La carne de caza es muy popular en casi todo el
territorio, y es frecuente encontrar piezas grandes como el venado
o el jabalí
y pequeñas como la liebres
y el conejo,
todas ellas formando parte de los ingredientes habituales de algunos platos
clásicos. La carne de conejo es habitual y forma parte de los platos
tradicionales de algunas regiones españolas.31
Dependiendo de la zona, la carne de caza se reparte entre grandes piezas (como
venados, gamos,
etcétera) o volatería (como gansos, faisanes, etcétera). Los huevos de aves (en especial de gallina) son muy
populares en diversas preparaciones en la cocina española, desde la famosa tortilla española (y su variante paisana),
los huevos
rotos (o estrellados), los huevos con magras de jamón, los duelos y quebrantos, fritos,
etcétera.31
Especias
El uso de especias
no está demasiado extendido en la cocina española. No obstante, el color por
excelencia de esta cocina es el rojo,
debido a especias populares como el azafrán, el pimentón,
la ñora o el pimiento choricero. Preparaciones culinarias
como el escabeche,
el adobo, el sofrito, etcétera
tienen este color.32
Ya a finales del siglo XIX Alejandro Dumas comenta el uso extendido del
pimentón en la chacinería hispana, que a diferencia de otros pimentones
tiene un aroma ahumado. Ya en esa época el pimentón se asocia a los guisos populares. La pimienta
negra es muy popular y forma parte de los guisos más tradicionales. Entre
las hierbas aromáticas es frecuente el uso de la hoja
de laurel, el tomillo,
el romero,
etcétera. También es frecuente el uso de la canela y el clavo
en algunas preparaciones de la repostería española.
Dulces y postres
La almendra marcona, uno de los
ingredientes más habituales en la repostería española.
Véase también: Repostería de España.
La variedad de postres y de dulces en la cocina española es comparable a
la diversidad de platos existentes. Es muy habitual que cada región posea un
postre tradicional que emplea una fruta o condimento típico de la zona. La
repostería en España posee una gran historia que se remonta a la época de los
romanos y su gusto por la abundante miel de Hispania.33
Son muy populares las rosquillas, las pastas
castellanas y los pasteles
elaborados con hojaldre.
La época andalusí ha dejado numerosos dulces de aspecto árabe en la zona sur
del país, como los mazapanes, los turrones y los
alfajores, todos ellos muy difundidos a través del
territorio. Algunos están vinculados a festividades religiosas cristianas, como
el roscón de Reyes o los dulces navideños (turrón, polvorones,
peladillas,
etcétera). El chocolate se emplea en la
repostería española como bebida, siendo su empleo en repostería una
influencia externa.
La mayoría de la respotería española se fundamenta en un ingrediente
importante: las almendras,
muy abundantes en los campos españoles. El chocolate es
muy popular entre los ingredientes reposteros, empleado como decoración e
ingrediente. En el norte de España los dulces son igualmente elaborados y se
emplea frecuentemente la vainilla como aromatizante. Los dulces y postres españoles
son muy variados, y en su diversidad tan ligada a lo regional no existe uno de
ellos que resuma el carácter de nacional, como puede ocurrir en las
gastronomías de otros países. Las costumbres españolas para servir dulces y
postres son similares a las del resto de países europeos: frecuentemente en los
desayunos,
tras las comidas y en la popular merienda.
Preparaciones culinarias
El sofrito,
preparación típica española.
Pocas preparaciones reúnen tanta diversidad en la cocina española como
el cocido,
denominado antiguamente olla.3
Una de las técnicas culinarias más extendidas en la mitad norte es el asado, que en el
interior se elabora en hornos (generalmente de preparaciones cárnicas) y que en la
costa se traduce en su homólogo sobre pescados. El asado en cazuela
de barro es una práctica castellana muy habitual, y existen diversos
ejemplos de ello a lo largo de su geografía.24
El embutido
en sus diferentes versiones es una preparación habitual en toda España. En
algunos casos resulta típica la conservación mediante inmersión en grasas: las orzas.
En muchas de las cocinas regionales se emplea frecuentemente la fritura de los
alimentos en aceite de oliva hirviendo, aplicándola tanto a
carnes como a pescados (pescaíto
frito). Es frecuente que la cocina clásica emplee recipientes de barro no
solo para cocinar, sino también para servir los platos (cazuelas). Una de las preparaciones clásicas de la
cocina española es el sofrito, empleado en diferentes platos tradicionales. Otro
preparado típico en algunas zonas del norte es la pepitoria y
el chilindrón
(originario de Aragón y que se propagó por la zona noroeste de la Península).
Existe una gran afición por las verduras encurtidas,
en especial por las aceitunas, que están presentes en la mitad sur española en
casi cualquier aperitivo informal, aunque cabe destacar también a las berenjenas,
los ajos, las cebollas (generalmente de pequeño tamaño) y los pepinillos.
El encurtido español posee un fuerte sabor
a vinagre. Dentro de las preparaciones en vinagre se tienen los escabechados
de pescados y aves. Otra preparación habitual es el adobo en pimentón.
Entre las salsas se encuentra la mahonesa, el alioli, el ajo arrierro, el ajo
cabañil y el atascaburras.
En el terreno de la comida informal es muy popular en todo el territorio
el bocadillo, una especie de sándwich
elaborado con pan de corteza dura. Este bocadillo es tan habitual que se
presenta en una gran variedad de formas y contenidos en los bares, siendo los más
populares los de tortilla española, el pepito
de ternera, la pringá andaluza, el bocadillo de calamares madrileño, etcétera.
Algunos de ellos se elabora con ingredientes simples, como pueden ser el queso,
el chorizo, el jamón, etcétera.11
Menos popular es el empleo de sándwich y medianoches aunque hay preparaciones típicas
recientes, como son el sándwich
mixto y el mixto con huevo.
Recetas típicas de
festividades
Navidad
Noche de Reyes
Semana Santa
- Pestiños
- Torrijas -
Roscos de semana santa - Leche frita
- Flores
- Huevos de chocolate - Bollo
escarchado - La aceitada - Rosca utrera
Bebidas
La reciente aparición de bebidas como el tinto
de verano (mezcla de vino tinto y gaseosa) son muy populares.
Chupitos
de aguardientes
(generalmente servidos a los postres como cortesía).
Entre las bebidas no alcohólicas más populares que se han tenido desde
el siglo XVI en España está el chocolate en taza, si bien esa popularidad ha
ido cediendo desde comienzos del siglo XX en favor del café,
restringiéndose actualmente a las chocolaterías que sirven el popular chocolate con churros y a fiestas
tradicionales. Es frecuente que el café sea torrefacto,34
y puede servirse sin leche (solo), con una porción de leche (cortado), con
leche, y con bastante café y poca proporción de leche (largo de café). La
terminología sobre el café puede variar de una región a otra. Entre los refrescos
más populares está la gaseosa La Casera (un refresco azucarado), que suele mezclarse
con vino y otras bebidas en los meses más calurosos de verano. En muchas
ocasiones la horchata, procedente del Levante, se emplea
también como refresco. De la misma forma aunque casi en desuso está el agua
de cebada y la horchata de arroz. En los meses de verano suele
ser muy habitual el consumo de granizados y sorbetes, aunque poco a poco se están imponiendo los refrescos
de cola, que suelen servirse con una rodaja de limón dentro del vaso.
En el sur de España, aún siendo un plato, se consumen también como refresco sopas
frías como el gazpacho y el ajoblanco.
Una de las bebidas alcohólicas que más caracterizan la culinaria
española es el vino,
diferente según la región, que fue introducido en la Península por los fenicios
(véase Historia del vino).8
Otras bebidas fundamentadas en alcohol se encuentra el ron (el popular cubatas), los anises
de Chinchón y los aguardientes
(empleados como cortesía en los restaurantes en forma de chupitos y
empleados antiguamente como desayuno). Es el aguardiente
una de las bebidas conocidas desde antiguo, y ya en el año 1599 se elaboraba
con alambique.
Cerveza
El consumo de cerveza es relativamente reciente en la sociedad española (vease:
Historia de la cerveza en España),
empezando solo desde finales del siglo XIX, creciendo su consumo en aceptación
desde entonces.11
De comienzos del siglo XX datan las primeras industrias cerveceras en España,
época en la que la cerveza se encabezaba (fortificaba) con el fin de que
conservase sus propiedades durante los calurosos meses de verano.35
La cerveza más habitual es de tipo Pilsen.
Vinos de España
Véase también: Vino
de España.
Vino tinto, acompañando un plato de embutidos ibéricos.
El vino es una de las bebidas alcohólicas que más aceptación ha tenido
tradicionalmente entre la población española. Es clásico servirlo en
recipientes como una bota (o en su versión de cristal: el porrón) que
permiten compartir un cierto volumen de vino entre varios bebedores.4
España tiene diversas regiones vitivinícolas, recorriendo una amplia gama de
calidades y cualidades.36
El vino suele ser tinto en la mayoría de los casos, la variedad de uva más
habitual es el tempranillo y suele acompañar a las comidas o al
típico tapeo. El sur de España posee una larga tradición de vinos
generosos, como el jerez y la manzanilla. Una bebida a base de vino que se ha
popularizado hasta el extremo de ser demandada por los turistas es la sangría (ponche de vino con
frutas), además del tinto de verano en algunas regiones.
Cava
Véase también: Cava.
El término «cava» se aplica a vinos
espumosos elaborados por el método
tradicional, siendo originario de la región del Penedés
catalán, especialmente de la localidad de Sant Sadurní d'Anoia. Su elaboración se ha
extendido a lo largo del territorio nacional hasta el punto de existir diversas
regiones españolas acogidas a la denominaciones de origen. Durante el siglo
XX se extendió su consumo por todo el país, habiendo crecido las exportaciones.
En la sociedad española el cava se ha asociado tradicionalmente a ambientes
festivos y de celebración. El consumo de cava sufre un pico estacional en las
celebraciones navideñas, es decir, en los meses de diciembre y enero.
Sidra
Véase también: Sidra.
En las regiones de la cornisa cantábrica, al norte de España, se
elabora una bebida fermentada de manzana
denominada sidra. La primera alusión a esta bebida se debe a Estrabón
(siglo I), que mencionó la bebida de los astures llamada zythos, si bien
los historiadores actuales discuten si esta bebida era sidra o cerveza.37
Las sidras se beben con ritos como la escancia y
suelen servirse en sidrerías (sagardotegia en euskera).
Dependiendo de la región tiene ligeras variantes: por ejemplo, la sidra
guipuzcoana es más ácida y menos dulce que la asturiana y suele consumirse
directamente del tonel (kupela). La popularidad en estas
regiones es tal que periódicamente se celebran festivales en honor de la bebida.
Costumbres
Existen numerosas costumbres culinarias en el territorio español. Las
diferencias regionales eran antes más acusadas, pero en la actualidad puede
decirse que los españoles poseen un comportamiento más o menos homogéneo al
comer. Es un patrón regular que el desayuno sea ligero, mientras que la comida es el
contribuyente energético más importante del día. La cena suele hacerse al
anochecer, por regla general más tarde que en la mayoría de los países
europeos. Es costumbre que los niños y las personas de edad avanzada incluyan
una merienda
entre el almuerzo y la cena.
Cabe decir que en la actualidad las costumbres culinarias de los
españoles han cambiado, de tal forma que según las encuestas realizadas por el Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación los españoles realizan la mayor parte de
las comidas fuera de casa, es decir, que consume alimentos en bares,
restaurantes o cadenas de comida
rápida.
Las comidas del día
Café con leche y ensaimada,
tomado como desayuno.
Durante el siglo XX las costumbres culinarias de los españoles han cambiado
significativamente.11
Aunque no hay un comportamiento claro, al depender de factores como la edad, el
sexo, la posición social, etcétera, puede decir que en la actualidad son tres
las comidas principales en las costumbres culinarias de los españoles. El desayuno no es
por lo general la comida más abundante del día, pudiendo consistir en la
mayoría de los casos en un simple café
con leche (o bien infusión o zumo) y algún bollo (magdalena, tostada,
etcétera). Antes de que fuese popular el café para desayunar, era costumbre
tomar un vaso de aguardiente.11
Suele desayunarse en el intervalo que va desde las 8:00 hasta las 9:00. El
almuerzo de mediodía es una comida fuerte que se hace entre las 2:00 y las 3:00
de la tarde. La cena comienza en la mayoría de los casos entre las 9:00 y las
10:00 de la noche.34
Las comidas del fin de semana suelen incluir una larga pausa tras los postres,
dando lugar a la tradición de «café, copa y puro». En los restaurantes es
habitual servir el denominado menú
del día y es frecuente encontrar platos
combinados.
Tapeo y pinchos
Véase también: Tapeo.
La costumbre de la cocina mediterránea consistente ofrecer
diversos platos pequeños arraigó también en España con las tapas, o con el acto de ir de tapas, que se
traduce en comer pequeñas porciones de alimentos mientras se bebe.6
Para algunos autores una tapa es una «pequeña porción de algo que comer que
acompaña a una copa de vino».5
En algunas zonas del norte de España, principalmente en Cantabria, La Rioja, el País
Vasco y Navarra,
las tapas toman la forma de pinchos (llamados pintxos en euskera). En esas
zonas es habitual cobrar todas las tapas al mismo precio. En otras zonas de la
geografía española sobre todo en Andalucía
oriental, hay costumbre de ofrecer la tapa gratuíta por cada bebida que se
sirve. La costumbre del tapeo en España no tiene una hora fija, pudiendo
decirse que ocurre a horas del mediodía y el atarceder, es decir, en horas
cercanas a la comida y cena respectivamente. Este tipo de elaboración de platos
pequeños se ha venido a denominar cocina en miniatura, por lo artístico y escueto
de algunas preparaciones.
Gastronomía de las regiones de
España
Véase también: Anexo:Gastronomía de las
provincias españolas.
Sobre la clasificación de las cocinas de las regiones de España ha
habido diversas opiniones. Existen autores que muestran la cocina española en
diversas regiones, en función de los guisos o ingredientes más predominantes:
de esta forma, Enrique Sordo define siete regiones en su obra Arte
español de la cocina,23
y Luis Antonio de Vega menciona cinco en su Guía
gastronómica de España.38
Es precisamente Néstor Luján y Juan
Perucho quienes hacen una clasificación en su Libro de la cocina
española.7
Los libros de cocina actuales mantienen esas clasificaciones políticas,
mediante una división de las cocinas repartidas entre las diecisiete comunidades autónomas (y sus dos ciudades
autónomas).
Cocina de Castilla y León
Lechazo asado en un horno de leña tradicional
en el Asador Rafael Corrales, fundado en 1902 en Aranda
de Duero (Burgos).
Véase también: Gastronomía de Castilla y León.
La cocina de Castilla y León entra dentro de la denominación de
la cocina castellana tradicional. A pesar de ello,
la cocina leonesa hace puente
entre la castellana y la de la cornisa cantábrica.4
La zona castellana es cocina habitual de asados,23
principalmente de cordero (Aranda
de Duero y alrededores) y cochinillo (Segovia). El cordero empleado en estas preparaciones es joven
(por debajo del año de edad), en lo que se refiere al cochinillo es un «lechal»
(cerdo de unas tres semanas que se denomina «tostón»). Son famosos los sitios
(generalmente restaurantes) que cuentan con hornos especialmente
construidos para realizar los asados. También destaca la asadurilla o chanfaina,
plato elaborado a base de la asadura o corada del cordero. El conjunto de asados típicos de
Castilla y León se realiza al estilo
castellano.
La ganadería produce numerosos productos de chacinería.
De esta forma, se elaboran numerosas variedades de chorizos y cecinas, destacando
entre estas la de León o la de Villarramiel.
Las morcillas
pueden elaborarse con arroz (morcilla de Burgos), con cebolla (morcilla de León) o dulces,
como puede encontrarse en algunos pueblos de Zamora. También destaca el botillo del
Bierzo (denominado también androlla). Entre los jamones debe mencionarse el de Guijuelo. Es frecuente ver igualmente una empanada
llamada hornazo,
que es muy típica en Salamanca, aunque puede encontrarse variantes en otras
zonas, como es en León la famosa empanada de batallón (elaborada con pimientos
rojos).
Al ser Castilla y León zona de interior alejada del mar, los pescados
más famosos que participan en la culinaria proceden de los ríos, como las truchas (son
famosas las del Lago de Sanabria39
o las de los ríos leoneses) y las tencas.
Las primeras se suelen comer escabechadas, fritas con unos tacos de jamón en
su interior, o con un torrezno. Cada vez son menos populares las ancas
de rana (elaboradas con ajo arriero, al perejil y ajo,
con aceite, etcétera). También destacan los cangrejos
de río que se comen cocidos o en preparaciones como la sopa
burgalesa (mezcla de cangrejos y de cordero en jigote). Entre los
pescados provenientes de las costas el bacalao en salazón es partícipe en algunos
platos.
Entre las verduras destaca el ajo, que participa en numerosas preparaciones castellanas, siendo
una de las más nombradas la sopa de ajo. Entre las legumbres sobresalen la olla
podrida (un cocido
de abundante y variada carne), las alubias blancas, las judías de El Barco de Ávila, los garbanzos de Fuentesaúco
(con los que se elabora el el cocido
maragato, que se come en orden inverso) y, aunque no hay producción de arroz, el arroz a la zamorana. Destacan también la menestra
palentina y las humildes pero deliciosas patatas a la importancia. La producción
láctea da lugar al destacado queso
zamorano, elaborado con leche de vaca u oveja, al queso
castellano, de leche de oveja y al queso azul
de Valdeón, elaborado con leche de vaca (aunque
también con mezcla de leches) . Son habituales en la repostería castellana las pastas de todo
tipo, el bollo maimón, el ponche
segoviano...etcétera.
Castilla y León es también importante por su producción de vitivinícola,
pudiendo encontrarse los vinos de Toro, los tintos de la Ribera del Duero, los blancos de Rueda y los claretes de Cigales, entre otras denominaciones
de origen entre las que también destacan Tierra de León y Bierzo.
Cocina de Andalucía
Gambas cocidas a la malagueña.
Véase también: Gastronomía de Andalucía.
La cocina de Andalucía tiene dos vertientes: la de interior (rural en su
esencia) y la costera.40
Su fuerte carácter llegó a influir sobre la cocina francesa en dos épocas
distintas: durante la primera invasión napoleónica de la
Península, y cuando Eugenia de Montijo se instaló en el trono
imperial francés. Algunos de estos platos se denominan hoy en día en Francia «à
l'espagnole» ("a la española").2
De todas las cocinas regionales españolas es (junto con la del Bajo
Aragón) la que mayor cantidad de aceite
de oliva emplea en sus preparaciones.25
De todos los platos de la cocina andaluza, el que le ha dado mayor fama
internacional es el gazpacho. Se trata de una especie de sopa fría
elaborada con cinco hortalizas, pan, vinagre, agua,
sal y aceite.41
Esta sopa tiene como compañeras al ajoblanco
malagueño, la pipirrana
jiennense, el salmorejo
cordobés y otras tantas sopas frías andaluzas: la alboronía,
el gurumelo
(setas), la poleá,
el zoque, el gazpacho de jeringuilla, etcétera.
Son frecuentes los aperitivos elaborados con olivas, como las aceitunas aliñás. Entre las preparaciones
con carnes destacan el flamenquín cordobés, la pringá, el
rabo
de toro y el menudo gitano (también llamado callos a la andaluza).
Entre las sopas cabe destacar la sopa de
gato gaditana (elaborada con pan), el caldillo
de perro (sopa de pescado con zumo de naranjas agrias), las migas canas,
etcétera. También existe un cocido andaluz,42
además de la popular olla de trigo almeriense. Con la denominación «a la
andaluza» se encuentran numerosos platos, y tras esta denominación están los
tomates y los pimientos. Entre los platos de pescado se encuentran el pescaíto
frito, las pavías de bacalao (populares también en Madrid)
y las parpandúas
(tortillitas de bacalao). Entre las costumbres culinarias se encuentra el
típico desayuno andaluz, que tradicionalmente se
consideraba propio de jornaleros y que hoy en día se extiende por toda España.
Entre la chacinería se encuentran el jamón
serrano y el de Jabugo. Las bebidas típicas de la zona son los anises
de Ojén, de Rute y de Cazalla, y los vinos
generosos (de Málaga, de Jerez, fino, oloroso, Pedro Ximénez, manzanilla, Montilla,
etcétera), así como el destilado del jerez (brandy
de Jerez).
Cocina de Castilla-La Mancha
El queso manchego es una de las especies culinarias más
representativas de La Mancha.
Véase también: Gastronomía de Castilla-La Mancha.
En la región de Castilla-La Mancha las costumbres culinarias
reflejan un origen de alimentos elaborados por pastores y campesinos. Al-Manchara
significa en árabe ‘tierra seca’, indicando lo árido de sus tierras
y la cualidad de sus platos. Es parecida en algunos aspectos a la cocina de
Castilla y León (por los asados y los quesos), teniendo influencias al sur con
la cocina andaluza de interior y de Extremadura. Se
menciona a menudo que el mejor recetario de la cocina manchega es el Don Quijote de la Mancha de Cervantes.43
Su personalidad, con el tiempo, ha llegado a influir sobre otras cocinas
regionales como la madrileña, donde existen platos típicos de inspiración
claramente manchega.44
Predominan el trigo y los cereales: pan, sopas, gazpachos, migas,
gachas, olla de trigo, etcétera. La cocina manchega es abundante en ajo (se define a Pedroñeras
como la «capital del ajo»), llevándolo algunos platos en su nombre, como el ajo arriero,
el ajopuerco
(elaborado con hígado de cerdo) o el ajo pringue.
El azafrán
se cultiva y se recoge entre septiembre y octubre.
Algunas recetas tradicionales típicas son los gazpachos manchegos (en nada similares a sus
homónimos andaluces),41
el pisto
manchego (fritada de verduras, conocido en el resto de España), las migas
ruleras (con carne) y la caldereta galiana. El bacalao
en salazón llega estas tierras y se denomina tiznao,
usándose en el atascaburras, así como en el zanguango. Entre los platos de verdura
se encuentran también el moje, las berenjenas de Almagro y el tojunto. Algunos
platos manchegos fueron popularizados por El Quijote, como el salpicón y
los duelos y quebrantos. También son populares el morteruelo
(llamado foie-gras manchego), las perdices escabechadas y las carcamusas
toledanas. Entre los lácteos destaca el renombrado queso
manchego, puramente pastoril, graso y de forma cilíndrica. La Mancha posee
entre los vinos tintos una denominación de Origen La Mancha
específica, así como la de Valdepeñas.
Cocina de Aragón
Véase también: Gastronomía de Aragón.
La cocina de Aragón tiene un origen rural y pastoril, como indica la
sencillez de sus platos.45
La parte central de Aragón, la más llana, es la más rica en especialidades
culinarias. Al ser tierra de corderos criados en las laderas de los Pirineos, uno
de sus platos más afamados es el asado de ternasco
(acompañado tan sólo de ajo, sal y grasa de tocino), existiendo el cordero a la pastora (guiso en cazuela
de cordero y patatas), las cabezas de cordero al horno y los espárragos montañeses (son las colas de las
corderas dedicadas a la cría). Los platos de cerdo son populares, teniéndose
las magras con tomate, las piernas de cerdo asadas y
las almojábanas. Un plato muy conocido es el pollo al chilindrón, preparado también con
cordero. Son platos de origen pastoril aragonés las denominadas migas
de pastor y el recao de Binéfar (mezcla de judías blancas, arroz
y patatas).46
En común con otras regiones españolas, son famosos los chilindrones
de pollo y cordero. Son conocidas las migas pastoriles,
siendo particulares entre ellas las migas con chocolate (de influencia navarra),
con tropezones, turolenses, etcétera. Entre las recetas con pan
destacan las sopas tostadas y los galianos,
además de los regañaos (tortas con una sardina o arenque «incrustado»)
y la goguera
(especie de empanada
originaria de Barbastro).
Entre las salsas se encuentra el ajo-aceite.
Las legumbres son muy importantes y dentro de las verduras son conocidas
las borrajas y
los cardos. En el
terreno de la chacinería son famosos el jamón
de Teruel y los embutidos de Huesca (en especial la longaniza de Graus). Los pescados más típicos
son el bacalao, preparado al ajoarriero y a la zaragozana (de forma
parecida). Entre los quesos se encuentra el de Tronchón.
De las frutas que se cultivan en las provincias de Zaragoza y Teruel son reconocidas el melocotón de Calanda, la cebolla Fuentes de Ebro, las peras de Don
Guindo y las manzanas de Campiel, además del aceite de Empeltre y de Arbequina. En
el terreno de la caza son famosas la llebrada (una
especie de guiso de liebre), las perdices al rescoldo, la riñonada de ciervo y
el sarrio. Los
vinos de Aragón se reparten entre los de Cariñena, Calatayud, Somontano
(Huesca) y Campo de Borja. Existen confituras muy típicas, siendo de las
más populares y conocidas las frutas de Aragón y las guindas al marrasquino.
Cocina de Extremadura
Los productos del cerdo
ibérico son usados ampliamente en la cocina extremeña.
Véase también: Gastronomía de Extremadura.
La cocina de Extremadura es austera, de platos pastoriles. Es muy
similar a la cocina castellana, quizás porque la existencia de
la Ruta
de Plata ha hecho que su gastronomía se propague por otras regiones
españolas (y viceversa). Históricamente eran famosas las recetas culinarias de
los numerosos monasterios que se encuentran en sus
tierras: son ejemplos famosos los de Guadalupe, Yuste (retiro de Carlos I) y Alcántara.36
La cocina extremeña es abundante en todo lo relativo a la carne
de cerdo, diciéndose que en la región se cría uno de los mejores cerdos de
España gracias a las muchas bellotas que proliferan en sus campos: el cerdo
ibérico (Sus scrofa europaea) criado en piaras de los campos
de Montánchez
(jamón de Montánchez), característico por su
piel oscura y patas negras y finas. Este tipo de cerdo se cría exclusivamente
en España y
Portugal.
Extremadura es la tierra de preparación de los adobos (aliñados con
el pimentón de la Vera) y las matanzas.
Los embutidos
de cerdo ibérico son frecuentes, al igual que los guisos de cerdo, como la cachuela extremeña (guiso de
chorizo, hígado y manteca de cerdo).
En el terreno de la carne se tienen también la caldereta de cordero, el frito extremeño,
etcétera. Es sabido que se cocina lagarto.38
Destacan las carnes de caza, como el jabalí, las perdices (siendo de las más
conocidas la perdiz al modo de Alcántara), el faisán o el venado.
También se preparan pescados de río, como las tencas o las truchas, y
antiguamente los más populares sábalos
y los albures. En el terreno de los lácteos son muy
conocidos los quesos, en particular la torta
del Casar. Como ejemplos de platos pastoriles extremeños pueden encontrarse
las migas, los gazpachos extremeños (sin tomate) y los gazpachos del pastor. Entre los vinos
extremeños destaca el de pitarra. Como postres deben mencionarse la leche frita,
las perrunillas,
los pestiños, las flores, el turrón de Castuera y las cerezas del Valle
del Jerte, además de las escaldillas de boda (típicas de Cáceres).
Cocina de Cataluña
Calçots
servidos con su condimento típico, la salsa romesco.
Véase también: Gastronomía de Cataluña.
La cocina de Cataluña se fundamenta en una cultura rural, siendo extensa
y de gran riqueza culinaria.29
Cabe destacar que fue en Cataluña donde se escribió el primer libro de cocina
de España, mostrando desde antiguo una gran tradición culinaria. Posee una
cocina triple: marinera, de montaña y de interior, mezclándose todos ellos en
la ciudad de Barcelona.47
Es famosa entre los cocidos por la escudella
(cuyo nombre proviene del plato donde se toma), por regla general de dos vuelcos, y el pan
con tomate (pa amb tomàquet), tan divulgado por el territorio
español. Al igual que el resto de regiones costeras del Levante, posee platos
específicos con arroz.
Son curiosos la truita de mongetes (‘tortilla de alubias’), la coca
de recapte, la sopa de farigola y los caracoles a la llauna. Entre las salsas se
encuentra el romesco
tarraconense, empleándose igualmente el alioli (común al
Levante, la Provenza
y las islas del Mediterráneo occidental), la bullabesa de
origen catalán,29
la samfaina
(sofrito de verduras) y la picada.
Entre los embutidos de cerdo están la butifarra
(blanca y negra) y el fuet
y el salchichón
de Vic. Entre los platos de pescado destacan los suquet (guisos
de pescado típicos de los pescadores), los platos de mar i
muntanya (maridajes de carne y pescado) como el pollastre amb
escamarlans, el bacalao guisado de multiples formas, los arroces de pescado
como el arròs negre, . Entre los platos con hortalizas son famosos los calçots
(especie de cebollas asadas a la parrilla) aunque de reciente popularización,
la escalivada
. Cataluña es región de vinos y posee cerca de once denominaciones de origen,
siendo ejemplos el vino del Priorato, el Penedés, Costers del Segre, Alella, etcétera. Existe además la
tradicional zona de elaboración de cavas del Penedés, cuya producción lideran empresas familiares como Freixenet y Codorníu.
Destacan entre los postres la crema
catalana (crema de Sant Josep) y dulces como los carquiñoles,
los panellets
del día de Todos los Santos, el tortel,
las cocas,
las neulas.
Cocina de Galicia
Pulpo a la gallega (polbo á feira).
Véase también: Gastronomía de Galicia.
La cocina de Galicia se encuadra dentro de la tradición marinera y
pesquera de sus gentes, pero posee igualmente platos de interior.48
Dionisio Pérez define la cocina gallega como «la alegría del comer». La
posición de esta región dentro de la Península hace que su cocina ya no sea
considerada mediterránea, al igual que las de otras zonas de la Cornisa Cantábrica. La cocina gallega es
conocida en el territorio español gracias a la emigración de sus gentes. Uno de los platos más
nombrados es el caldo gallego, al igual que el cocido de la zona,
denominado pote gallego. También destaca el lacón con grelos, en las populares laconadas. Se
menciona que la patata
entró a Europa por primera vez por Galicia, y esto se hace notar en los platos
que la emplean (en muchos lugares se llama cachelos a los
trozos de patata). Otra receta destacable es el caldo de castañas en los días de invierno. Es
popular la matanza del cerdo y sus productos, como pueden
ser los lacones
(brazuelo del cerdo), las androllas y los botillos (botelos).
A veces la carne de cerdo participa en platos como la miolada (cabeza de cerdo y espinazo
adobados con ajo y pimentón).
Existe una denominación de platos «a la gallega», tales la merluza a la gallega o el pulpo a la gallega.
Los platos de pescado y marisco son famosos y de abundante variedad tanto en
formas como en ingredientes. Entre los preparados se encuentran las empanadas
gallegas con diversos rellenos, el ubicuo pulpo a la gallega (polbo á feira)
elaborado en las pulpeiras, la vieiras (se
preparan de muy diversas maneras), el centollo, las nécoras, los percebes, las zamburiñas,
etcétera. Un plato curioso de Pontevedra es la langosta con chocolate.
Entre los pescados son populares las sardinas preparadas en escabeche o lañadas
(asadas), el rodaballo
y la merluza.
En el interior se pueden encontrar platos de hortalizas, como pueden ser los pimientos de Padrón, los grelos (renuevo o
cogollo de la nabiza, sumidad tierna (los tallos del nabo), las afeitas y arranda (puches de avena). Entre los
abundantes lácteos se encuentran el queso
de tetilla y el de San Simón da Costa (de sabor ahumado).
Entre los vinos, por regla general blancos,
se encuentran los de Ribeiro y el Albariño.
Entre las bebidas alcohólicas cabe destacar el orujo y sus variantes
aromatizadas con diversas hierbas. Existen dulces famosos en toda la Península,
como la tarta de Santiago.
Cocina de la Comunidad Valenciana
Clóchinas
típicas valencianas.
Véase también: Gastronomía de la Comunidad
Valenciana.
La cocina de la Comunidad Valenciana forma parte de las
cocinas del Levante español y puede decirse que posee dos vertientes: una en la
que destacan productos del campo (zonas del interior) y otra costera en la que
se emplean pescados, mariscos, etcétera. Los animales de granja son muy
empleados en la cocina valenciana. Destaca al igual que otras zonas del Levante
la preparación a base de arroces en general, y en particular la paella
valenciana (sin olvidar el arroz
con costra de la vega baja del Segura, la moderna fideuá, ni el arroz a
banda alicantino), el empedrado típico de Castellón, el arroz
al horno y el arroz con alubias y nabos (arrós en
fesols y naps).49
Entre los cocidos se tiene el de
pelotas. En el terreno de las salsas, aparte del alioli empleado en todas
las cocinas levantinas, puede encontrarse en Valencia la samorreta.
Como en otras regiones mediterráneas, se elaboran las cocas
(similares a la pizza napolitana). Son famosos los gazpachos alicantinos y
las prebellas.
Las localidades marineras de la costa abastecen de peces y platos
populares como el all i pebre d'anguiles (preparado con anguilas,
ajo, pimentón y guindilla) típico de la Albufera o el suquet de peix.
Destacan entre los mariscos los langostinos de Vinaroz,
entre los vinos las denominaciones de Utiel-Requena, Alicante y
Valencia, entre los embutidos los de La Marina, Requena y Utiel, y en la
repostería (de origen principalmente andalusí) el licor
de café de Alcoy, el licor de Benicasim, los chocolates de Alicante, el arnadí y la horchata de
chufa de Alboraya (tradicionalmente tomados con unos bollos denominados fartones).
También son famosas las jugosas naranjas de Orihuela, Castellón y Valencia,
siendo también típicas las granadas
y los dátiles.
Entre las bebidas en forma de cóctel se ha hecho famosa el agua
de Valencia.
Cabe destacar por la importancia que tienen en la celebración de la Navidad, los turrones
procedentes de Alicante (de pasta dura y almendra a la vista) y
Jijona (de pasta blanda), así como las peladillas
(especialmente las elaboradas en la población valenciana de Casinos,
localidad que a su vez también cuenta con una tradicional elaboración de turrón).
Cocina de Murcia
Ensalada de Murcia.
Véase también: Gastronomía de la Región de Murcia.
La cocina de la Región de Murcia posee dos vertientes: la
inspirada en la huerta
y la de interior, con ciertas influencias de la cocina manchega. La huerta
murciana es famosa por su variada producción de frutas, y esto afecta a la
composición de los preparados culinarios, haciendo que algunos platos con la
denominación «murciana» tengan variedad de hortalizas.
Ejemplos claros de ello son la tortilla
murciana (tortilla elaborada con pedazos de diversas
hortalizas), el zarangollo (revuelto
de huevo con verduras), el mojete (ensalada murciana con verdura y bacalao), las
berenjenas a la crema (elaboradas con una bechamel que
incluye gambas y jamón) o la pipirrana de Caravaca. El ajo murciano es
reconocido, estando presente en las ensaladas y en
diversos platos como el ajopringue (guiso con carne de cerdo, pan rallado y grasa)
y salsas como el alioli o el ajo
cabañil (para acompañar carnes).
Entre las preparaciones culinarias se tienen los michirones
(habas secas cocidas con laurel, ñoras y ajo), que
se emplean en la elaboración de otros platos murcianos. Entre los cocidos se
tiene la olla
gitana, el cocido con pelotas, el mondongo
(potaje de callos con garbanzos y arroz). Entre los productos cárnicos se
encuentran las morcillas de Murcia, que están aromatizadas con orégano
(morcilla de pícaro), y el pastel murciano, que se hace con carne
picada. Entre los pescados y mariscos se encuentran la dorada
a la sal, los langostinos del Mar Menor y el pulpo al horno. Los
arroces son habituales, teniéndose el caldero (arroz con caldo de pescado), el arroz
empedrado, el arroz con conejo y caracoles, el arroz y pavo de Lorca, el
arroz caldoso con garbanzos (arroz de escribano) y el arroz viudo.
Existen platos de gazpachos de liebre, perdiz y conejo. Los
caracoles son un ingrediente habitual en la cocina murciana, encontrándose de
diversos tamaños, como los grandes (serranas) o los pequeños (chupaderos).
En la actualidad, ocho productos murcianos poseen denominaciones de
origen propia, entre ellos el arroz de Calasparra, el pimentón de Murcia, las peras
de Jumilla, el queso de Murcia y el queso de Murcia al vino. Los postres son
muy abundantes, encontrándose los paparajotes
de la huerta, los diversos hojaldres rellenos, y las tortas. En el terreno de
los vinos se tienen igualmente denominaciones de origen en el Jumilla,
el de Bullas y Yecla.
Cocina de Asturias
La fabada
es uno de los platos asturianos más extendidos por la geografía española.
Véase también: Gastronomía de Asturias.
La cocina de Asturias es arcaica y llena de historia, muy entroncada con
las tradiciones celtas
del norte de Europa. Se trata de una región de una abrupta y brumosa orografía.
Posee un gran parentesco con las gastronomías de otros países, como Normandía,
Bretaña, Irlanda y evidentemente Galicia. Uno de sus platos más conocidos desde
el siglo XX es la fabada asturiana, que es el cocido tradicional
de la región, elaborado con alubias blancas (en asturiano
fabes), embutidos como el chorizo y la morcilla, y con cerdo
(todo ello denominado compango). Su difusión es tan grande en la Península Ibérica
que supone una de las recetas españolas más reconocidas, estando según ciertos
autores entre las diez recetas típicas de la cocina
española.50
A pesar de su fama actual, la receta no es conocida antes de finales del siglo
XIX, cuando aparece en un diario asturiano de Gijón denominado
El Comercio en 1884.51
Otras recetas con fabes muy conocidas son las fabes
con almejas, con liebre y con perdiz. Además del pote
asturiano, forma parte de los otros cocidos asturianos el pote
de vigilia (elaborado con castañas
magüetas). Son populares la matanza del cerdo (gochu) y los productos
como el chosco,
los callos a la
asturiana]] y los bollos preñaos, que participan en los eventos
festivos. Son famosas las truchas a la asturiana
(elaboradas con manteca de cerdo y jamón)
Hay que tener presente que el Principado de Asturias tiene dos
características que quedan reflejadas en las costumbres culinarias: por un lado
posee costas en el mar Cantábrico, lo que le proporciona abundantes
elementos marinos (pescados, mariscos, etcétera, y por otro posee la cordillera Cantábrica con profundos valles en los que
crece en semi-libertad la ganadería, dando lugar a carne y a leche de
características autóctonas (como la vaca casina). Entre los platos cárnicos se
encuentran la carne gobernada, el cachopo y la caldereta. La
ganadería proporciona fama sobre la elaboración de quesos asturianos que son muy conocidos en el
resto de España. De entre ellos el más representativo es el de Cabrales
(queso de «pestífera fragancia»), elaborado en regiones cerca de Picos
de Europa. Entre los postres se encuentran los frisuelos, el
arroz
con leche, los carbayones y la sidra, bebida típica
de la región, que se toma escanciada.
Cocina de Navarra
Chistorras
sobre rebanadas de pan.
Véase también: Gastronomía de Navarra.
La cocina de Navarra posee muchas similitudes con la aragonesa. Dos de sus
platos bandera son la trucha a la navarra por parte del pescado, y el
cochifrito
por parte del cordero, aunque no hay que olvidar el cordero al chilindrón. El ajoarriero
suele encontrarse acompañando tanto a la langosta como al bacalao. También destacan las
tortas de chanchigorri. Dentro de las
verduras puede decirse que el producto más conocido son los espárragos
de Navarra, pero igualmente pueden encontrarse las famosas menestras, los cogollos de Tudela (con anchoas, salmón o una simple vinagreta),
los pimientos del piquillo (habitualmente rellenos) o las pochas a la navarra. Entre
los potajes se encuentra el garbure navarro. Existen recetas muy curiosas dentro de
la cocina navarra, como los huevos
carlistas.
Los productos de chacinería son habituales y entre ellos están el chorizo de Pamplona, el relleno y la chistorra.
Existen diversas preparaciones culinarias que poseen la denominación de «a la
navarra»: truchas a la navarra, huevos a la navarra, etcétera. El cordero y la
ternera poseen en la actualidad denominaciones de origen. Dentro del apartado
de los lácteos destacan el queso
de Roncal, el Idiazábal o la cuajada de la Ultzama. Entre
las bebidas alcohólicas procedentes de Navarra y más típicas se encuentran el clarete y el pacharán.
Entre los vinos los más famosos son los rosados, aunque también son importantes
los tintos.
Cocina de Madrid
Cocinero removiendo un pote de caracoles a la madrileña.
Véase también: Gastronomía de Madrid.
La cocina de Madrid
se encuentra por su estilo a medias entre la manchega y la castellana.44
Es según distintos autores cocina de taberna y figón, preparada
para ser acomodada al viajero presuroso.52
Cabe destacar que no empieza a tener identidad propia hasta el establecimeinto
de la Corte en 1561,
cuando Felipe II traslada la capital a Madrid. Desde entonces y debido a la
inmigración, muchos de los platos madrileños son modificaciones culinarias
procedentes de otras regiones españolas. Madrid, debido a la afluencia de
visitantes desde el siglo XIX, fue una de las primeras ciudades en implantar el
concepto de restaurante, existiendo en ella algunos de los ejemplos
más antiguos.
Entre sus platos típicos se encuentran el cocido madrileño, elaborado con garbanzos y con
su característico servicio de tres
vuelcos; los populares callos a la madrileña; la sopa de ajo,
que según varios autores fue creada en Madrid;44
los caracoles a la madrileña, que fueron muy
populares en los merenderos de las afueras (barrio de Ventas); y las judías a lo tío Lucas. En la actualidad
algunos de los platos clásicos madrileños se han adaptado al tapeo y es posible encontrarlos en forma de
pequeñas raciones, como pueden ser la oreja a la plancha, las gambas
al ajillo, las patatas bravas, los soldaditos de Pavía, etcétera. Muy populares en
los bares del centro
de la ciudad son los bocadillos de calamares y las patatas
bravas.
La carne es muy importante y a veces puede encontrarse un afecto muy
popular por la casquería. De esta forma se encuentran tiendas
especializadas en las freidurías de gallinejas,
mollejas y entresijos,
siendo el mismo consumo de callos es una muestra de ello. También hay gusto por la carne
de caza, como el jabalí, el gamo, la perdiz y el faisán, que pueden verse a diario en sus mercados, mientras
que de las aves, la que alcanza un mayor protagonismo es la gallina, empleada
en la elaboración de caldos
y del cocido. Entre los pescados se encuentra la popular preparación del besugo a la madrileña (plato típico de
Navidades), la merluza
y el mero.
Igualmente son populares las gambas (cocidas, a la plancha, con gabardina o al
ajillo), los mejillones (al vapor o en escabeche), los boquerones en vinagre y el bonito también en
escabeche. La influencia castellana hace que exista igualmente la preparación
de carne en asados, como puede ser el cordero,
el cochinillo o la ternera del Guadarrama.
Entre los lácteos se encuentran postres como el arroz
con leche, la leche merengada, el queso
castellano de Campo Real y el requesón
de Miraflores de la Sierra. Entre las frutas y verduras están las fresas de Aranjuez y los melones de Villaconejos.
Madrid posee una abundante confitería religiosa, cabe destacar las populares torrijas, el chocolate con churros y los buñuelos.
Los vinos madrileños poseen denominación de origen, siendo un ejemplo los de Navalcarnero,
y entre las bebidas alcohólicas se encuentra el anís
de Chinchón.
Cocina de Canarias
Las papas arrugadas con su salsa de mojo.
Véase también: Gastronomía de Canarias.
Las Canarias
poseen una cocina particular debido a su naturaleza insular y ubicación en el Atlántico.
Los productos empleados antes de la llegada de los peninsulares eran
completamente distintos a los actuales. En la actualidad la cocina canaria es
una adaptación de la influencia peninsular (andaluza en primera instancia),
aunque cabe destacar también la influencia de la cocina norteafricana. La cocina anterior era
casi vegetariana,
empleaba poca carne y cuando lo hacía, era procedente de la cabra,
aunque existe algún derivado del cerdo, como la morcilla canaria. El consumo de
alimentos se fundamentada en el gofio (empleado como substituto del pan), un alimento propio
de los guanches, que resulta ser una harina de
diferentes cereales tostados. Se trata de un alimento de gusto
adquirido que rara vez se sirve a turistas. Existen variedades, siendo una
de las más comunes la denominada escaldón.
La cocina canaria ha dejado impronta en algunas de las cocinas
latinoamericanas.
Entre las frutas más típicas se encuentran los plátanos de Canarias y en menor medida otras
frutas tropicales como el ñame, los mangos, los nísperos,
etcétera. Los platos de pescado ocupan un lugar privilegiado en las islas, y
suelen acompañarse de salsas denominadas mojos
(como son el mojo picón, el mojo rojo o el mojo palmero). Existen
varios cocidos, como el llamado puchero canario o sancocho, el
zancudo de La Gomera (puchero de carne de cerdo) y la carajaca (hígado de vaca braseado y
macerado en mojo). Destacan entre su culinaria las papas
arrugadas (papas cocidas en su piel en una salmuera), el almogrote
gomero, el frangollo,
el conejo en salmorejo, la cabra guisada,
etcétera. Los dulces más populares son las truchas de batata o cabello de
ángel, el turrón de gofio,
los suspiros, el bizcochón,etc. Entre los vinos se tiene uno que identifica a
las islas: el vino malvasía.
Cocina del País Vasco
La porrusalda,
ejemplo de sopa vasca.
Véase también: Gastronomía del País Vasco.
La cocina del País Vasco consiste en una muy amplia y variada oferta
de ingredientes y preparaciones, procedentes del mar
Cantábrico (pescados y mariscos) o del interior (verduras, hortalizas,
cereales, carnes, etcétera). Es una de las cocinas de la Península con carácter
culinario más marcado. La cultura del comer está muy arraigada en los
habitantes de esta región, y existen numerosas sociedades culinarias
tradicionales, como los txokos. Su afición al comer se nota por la abundante remesa
de cocineros que han salido de estas tierras. La cocina vasca se encuentra poco
influenciada por la gastronomía mediterránea, al igual que las demás cocinas de
la Cornisa Cantábrica. Entre las costumbres se encuentra el ofrecimiento en
bares y restaurantes de los popularmente conocidos como pinchos, una
tradición vasca equivalente a las tapas
de otras regiones de España. Se dice que la cocina vasca ha conseguido cuatro salsas para el pescado: la roja en los platos
«a la vizcaína», la blanca para el pil pil, la verde
para la merluza y la negra en los chipirones.
En el País Vasco destacan las carnes y pescados a la brasa. Entre los
pescados el bacalao posee una gran tradición y se tiene en diversas
preparaciones: al pil pil, a la vizcaína, frito,
etcétera. También son frecuentes la anchoa, el besugo, el bonito con su marmitako,
etcétera. El pescado más empleado es la merluza (que
posee diversos nombres según tamaño: lebatza, legatza, legatzume
o leba), sin olvidar las cocochas (barbillas o filetes blandos de la cabeza). También
son famosas las angulas
de Aguinaga. Entre los platos de marisco es famoso el changurro (a
la donostiarra). Las carnes son muy famosas y destacando los chuletones de
ternera y de buey (los famosos Villagodios), el lomo con leche, las codornices
en hoja de parra, el ganso adobado, etcétera. Entre las verduras están las
legumbres representadas por las alubias de Tolosa, acompañadas
por los llamados sacramentos,53
normalmente compuestos por berza, tocino, morcilla y guindillas de Ibarra, que se sirven aparte.
Destacan entre las setas (perretxiko en euskera) las guibelurdiñas.
Entre los postres destaca la intxaursaltsa,
el pastel
vasco y el goxua.
Los lácteos son importantes, encontrándose el queso de Idiazábal de oveja lacha
o carranzana,54
la cuajada (mamia)55
o el queso de Gorbea. Entre los vinos
se encuentra el popular chacolí (vino ligero de carácter ácido),
los vinos de la Rioja-Alavesa y la sidra guipuzcoana. La cocina vasca es la que más ha sabido
conjugar entre lo clásico y la nueva cocina que emerge desde
finales de siglo XX.56
La imaginación de esta cocina y la profusión de cocineros ha dado luz a la
denominada «nueva cocina vasca».
Cocina de Cantabria
Véase también: Gastronomía de Cantabria.
La cocina de Cantabria posee, al igual que las otras regiones de la
Cornisa Cantábrica, una extensa combinación de productos del mar y del
interior. Destacan el cocido montañés (elaborado con alubias), el cocido
lebaniego y la marmita. Entre los productos cárnicos es de
destacar la carne procedente de la vaca
tudanca, y entre los de corral el pollo campurriano. La
ganadería posee una gran tradición, y por eso se celebra la feria ganadera denominada Feria
Nacional de Ganados de Torrelavega. Entre las carnes de caza destaca el conejo. El arroz se introdujo en
estas tierras a comienzos del siglo XX, siendo ahora popular el arroz a la santanderina.
La denominación «a la santanderina» (de Santander) se puede ver también en otras
preparaciones típicas: pollo a la santanderina, sardinas a la santanderina,
etcétera.
Los pescados dan un fuerte carácter a la cocina cántabra. En tiempos se
llegó a comer ballena, lo que hoy en día no es posible debido a la
prohibición. Cabe destacar las sardinas, las anchoas (bocartes)
preparadas de diversa forma siendo las más importantes las preparadas en aceite
y los salazones de Santoña, los maganos encebollaos (calamares encebollados)
y las sopas de pescado. Entre los
lácteos destacan varios quesos (quesucos de Liébana, Nata de Cantabria, picón Bejes-Tresviso, etcétera). Entre los
dulces son populares el arroz con leche, la leche frita
y los sobaos y quesadas
pasiegos. Entre las bebidas se encuentran el orujo de Potes, la sidra y el tostadillo
de Liébana
(vino dulce y ligero). Un producto clásico de Cantabria es el hojaldre, con
el que se elaboran diversas preparaciones con diferentes nombres: corbatas en
Unquera, polkas en Torrelavega o sacristanes en Liérganes.
Cocina de La Rioja
Patatas a la riojana, el plato riojano más
conocido.
Véase también: Gastronomía de La Rioja.
La cocina de La Rioja es reflejo de su condición geográfica
como cruce de caminos entre el País Vasco, Aragón y Castilla, poseyendo
influencias de ellas. Algunos autores mencionan que es una cocina sin
tratadistas culinarios, pero con testigos cualificados.36
Se distingue por el uso de carnes como la de cerdo, así como de sus fiambres y
embutidos elaborados tras las tradicionales matanzas. El cordero es quizás el
segundo producto cárnico popular en esta región (chuletas al sarmiento), y finalmente la
ternera, habitual en las zonas de montaña. Entre los productos del cerdo cabe
destacar el jamón riojano, que posee
denominación de origen y se caracteriza por la pata cortada y el adobe exterior con
ajo, especias y pimentón. Una forma de cocinar personal de La Rioja da nombre a
ciertos platos bajo la denominación «a la riojana», como son los huevos a la riojana, las
patatas a la riojana, el bacalao a la riojana, etcétera. Aunque el
plato más conocido son las patatas a la riojana, cabe mencionar también
la fritada
(mezcla de huevos fritos con guarnición de carnes). Menos conocidos son el almuerzo del Santo, el ajo huevo
y otros. Es muy popular el empleo de setas
desde mediados del siglo XX, siendo frecuente encontrarlas como ingrediente en
algunos platos tradicionales.
La producción agrícola de hortalizas hace que los platos clásicos de la
zona contengan diversos ingredientes procedentes de la huerta, como son el
espárrago, la coliflor de Calahorra (con denominación), las alcachofas, los
pimientos riojanos (con denominación), los champiñones, los puerros o las borrajas. Uno de
los platos resultantes de esta variedad es la menestra
riojana. Dentro de los platos de verduras y hortalizas se tienen los pimientos
asados (pimientos a la riojana) y las patatas a la riojana, conocidas en toda la
Península. Entre las frutas, las peras del Rincón de Soto
poseen denominación de origen. Entre los vinos destacan los internacionalmente
famosos vinos de La Rioja, que poseen historia propia.
Cocina de Baleares
La sobrasada,
un producto del cerdo típico balear.
Véase también: Gastronomía de Baleares.
La cocina de las Islas Baleares posee muchos puntos de contacto con
la catalana y la valenciana. Es de caracteríticas puramente mediterráneas. Las
islas han sido conquistadas varias veces durante su historia por franceses e
ingleses, lo que puede decirse que ha dejado ciertas influencias culinarias.58
Cabe mencionar que existen marcadas diferencias entre la cocina mallorquina y
menorquina. Destacan especialmente las sopas (mallorquina
y menorquina). En la actualidad se
conocen en el resto de España la sobrasada y
el arroz
brut mallorquines, el queso
de Mahón con sabor ahumado, la ginebra
de Mahón (pellofa) y la celebérrima salsa que lleva el nombre de la
ciudad de Mahón:
la mahonesa.20
La cocina balear presenta sutilezas como los huevos al estilo Sóller
y las perdices de capellán. Entre
los platos preparados se encuentran el tumbet (de
carne o pescado, acompañado de berenjenas
fritas), el frit variat y la porçella rostida
(lechona asada).
Entre los ingredientes más típicos se encuentran el cerdo y sus
subproductos, siendo uno de los más típicos la sobrasada (embutido con carne,
tocino y abundante pimentón), que se consume de diversas formas: en Mallorca se
hornea y se asa, y en Menorca se fríe (sirviéndose a veces con miel). Existen otros
embutidos como el camaiot, el botifarró
y el xolís
(de origen campesino). Entre los mariscos de todas las clases caben destacar
los llamados dátiles de mar (moluscos con
forma y color de dátil)
y las escupinyas (mejillones exclusivos de Menorca)). Entre los dulces se
encuentra la popular ensaimada (de saim, manteca de cerdo), en forma de
espiral elaborada con flor de harina, aunque también cabe mencionar los rabiols (rellenos de cabello de ángel), el tambor de almendras, los suspiros de Manacor, los doblegats, etcétera.
Cocina actual española
Véase también: Anexo:Cocineros y gastrónomos
españoles.
La cocina española resurgió y empezó a ser considerada como tal a partir
del siglo XIX. Hoy en día la cocina española es famosa gracias a la labor de numerosos
cocineros. La vanguardia es reconocida especialmente gracias a la labor del
cocinero Ferran Adrià, que en el verano de 2003 tuvo una gran
proyección internacional gracias a los elogios que le rindieron en el
suplemento dominical del New York Times. En un largo reportaje, se le
declaraba el mejor cocinero del mundo, y se postulaba la supremacía de la
cocina española sobre la francesa.
Además de Adriá y su restaurante «El Bulli»
(sito en la provincia de Gerona), hay otros cinco cocineros
españoles que ostentan tres estrellas de la prestigiosa Guía
Michelin:
- Juan María Arzak («Arzak» en San Sebastián, Guipúzcoa, desde 1989)
- Santi Santamaria («El Raco» de Can Fabes, Barcelona, desde 1994)
- Martín Berasategui («Berasategui» en Lasarte, Guipúzcoa desde 2001)
- Carme Ruscalleda («Sant Pau» en Sant Pol de Mar, Barcelona desde 2006)
- Pedro Subijana («Akelarre» en San Sebastián, Guipúzcoa desde 2006)
Véase también
- Gastronomía de España por comunidad autónoma
- Anexo:Gastronomía de las provincias españolas
- Jamón de España
- Quesos de España
- Vinos de España
- Repostería de España
- Alimentación de España
Notas
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Gastronomía de España Elaborado por Ivannia Angulo IPEC de Liberia
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